Salvar la cultura para salvar la vida
Por Jonathan Hurtado
Tal vez si el Estado apoyara la cultura como es debido —en la medida de que tiene por obligación propiciar políticas para su acceso, fomento, desarrollo y difusión— otras serían las historias contadas desde las comunidades de costa, sierra y selva, muchas de estas amenazadas en sus derechos fundamentales.
En ese sentido, pese a no mantener una posición sólida frente a temas claves para los pueblos originarios, el Ministerio de Cultura impulsa algunas acciones destacables. Así, el 21 de mayo de 2014 declaró el Día Nacional de la Diversidad Cultural y Lingüística.
Desde entonces se celebra la Semana de la Diversidad Cultural y Lingüística entre los días 21 y 27 de mayo. En este marco se acaba de reconocer el trabajo de ciudadanos e instituciones que han contribuido en la tarea de visibilizar y promocionar esta diversidad.
Se trata de iniciativas, algunas jóvenes y otras con más historia, que se han materializado en múltiples plataformas pese a las adversidades propias de una sociedad centralista que ve a la cultura en el último lugar del orden de prioridades. Esfuerzos algunas veces silenciosos por la escasa difusión, pero que bien merecerían tener todos lo reflectores al frente.
Una de las iniciativas galardonadas como Personalidad Meritoria de la Cultura, título del reconocimiento entregado, fue la que impulsa el Instituto de Promoción Social Amazónica a través de Radio Ucamara, con sede en Nauta, una pequeña localidad ubicada en las orillas del río Marañón, a dos horas en auto de la ciudad de Iquitos, en Loreto.
Se trata de una radio trabajada por indígenas del pueblo Kukama, afianzada en el territorio indígena de este pueblo, y que está pensada y proyectada desde el pensamiento indígena, tal como señala en su portal web.
Leonardo Tello Imaina recibió el premio en representación de esta iniciativa cultural. Tello es un personaje que lleva varios años liderando un equipo que en poco tiempo ha sido capaz de concretar enormes esfuerzos a través de proyectos como la Escuela Ikuari, que promueve la enseñanza de la lengua kukama kukamiria a niños, niñas y adolescentes de Nauta, con un gran impacto en la cultura y la identidad local.
Por citar solo algunos datos, Radio Ucamara y la Escuela Ikuari, con el apoyo de Create Your Voice, fueron los que hicieron posible la realización de los videos Kumbarikira y Upupurika, que alcanzaron gran difusión nacional e internacional y que resultan ser una fiesta de la lengua kukama.
Pero no solo eso, también realizan investigaciones sobre la memoria individual y colectiva kukama, producen publicaciones en este idioma, realizan documentales cortos —24 a la fecha—, promueven ciclos de cine e impulsan y acompañan las demandas de las comunidades nativas contra los agentes foráneos que se apoderan de sus territorios e intentan destruir su mundo.
Ante la pregunta sobre qué espera que pase luego de la entrega de este reconocimiento, Leonardo no demora un segundo y dice: «que los ministerios asuman su obligación y responsabilidad y apoyen de alguna forma proyectos impulsados por instituciones como Radio Ucamara».
Y es que la situación que afrontan iniciativas de este tipo, que buscan visibilizar y promocionar la diversidad cultural y lingüística de los pueblos, es adversa. Hace solo algunos meses el mismo Leonardo Tello informaba sobre el posible cierre de Radio Ucamara, algo que felizmente no ocurrió, aunque el riesgo subsiste.
Pero rescatar y difundir una lengua, y tratar de ser visibles ahora con el respaldo de este premio no es suficiente, sostiene Leonardo. También «hay que canalizar intereses y responsabilidades de parte del Estado hacia situaciones problemáticas que se viven en la Amazonía, en el bajo Marañón, que es una zona de mucha crisis», detalla.
La zona del Marañón es así. Desde hace décadas afronta una crisis ambiental y social que ha devenido en conflictos permanentes. En este sentido urgen medios que informen sobre lo que realmente ocurre en la Amazonía.
La experiencia de Radio Ucamara aún es pequeña por falta de promoción y recursos. No obstante, es de destacar todo lo que ha conseguido hasta el momento en beneficio de lograr la visibilidad y el reconocimiento de pueblo Kukama. Más aún si es ejemplar, pues como afirma Leonardo Tello: «No nos interesa solamente salvar una lengua o una identidad o una cultura, sino salvar la vida de la gente».
Durante la cita, que tuvo lugar en el vestíbulo del Gran Teatro Nacional, también se reconoció de manera póstuma la labor de Espíritu Bautista Pascual (1957-2015), del pueblo originario Yanesha. Él participó junto a otros investigadores en la creación del Archivo Digital de la Memoria Yanesha y en la construcción de la plataforma Diccionario hablado de Yanesha, con el soporte del Swarthmore College de Estados Unidos.
Fue reconocido por su rol como investigador y recopilador de la historia y tradición oral de su pueblo. En colaboración con el Instituto del Bien Común (IBC) lideró el mapeo del Espacio histórico y cultural de los yaneshas y participó en la elaboración de la serie de videos «Por donde andaban nuestros ancestros».
El diploma de honor y la respectiva medalla lo recibió Eder Bautista Mariño, joven hijo del investigador yanesha, quien está decidido a seguir los pasos de su padre. «Hay que seguir hablando, hay que seguir trabajando por nuestro idioma. Para nosotros es muy bueno (…) a mí nunca me ha dado verguenza hablar mi idioma, cantar, acariciar, hablar con mis amigos. Quien quiera hablar mi idioma yo se le enseño», dice Eder.
Así como Radio Ucamara y Espíritu Bautista también fueron reconocidos la Asociación para la Promoción de la Educación Rural y el Desarrollo de Apurímac Tarpurisunchis, la lingüista y docente Isabel Gálvez Astorayme, el investigador Javier Monroe Morante, el Instituto para una Alternativa Agraria (IAA) y el Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas (PRATEC).
Si bien solo uno de los premiados tuvo la palabra frente al público en representación de todos, el mensaje era claro: seguir actuando a favor de la diversidad cultural y de las lenguas originarias del Perú, pese a las adversidades.
Fuente: Servindi