Nicomedes Santa Cruz o la Negritud Mestiza Peruana

NicomedesyVictoriaPor Martín Valdiviezo Arista

Doctor en Educación, Universidad de Massachusetts

Profesor/Investigador PUCP-Educación-RIDEI

Nacido en Lima el 4 de junio de 1925, empezó a madurar su vocación poética a partir del contacto personal con el músico criollo y decimista Porfirio Vásquez en 1945, y de su lectura del poeta cubano Nicolás Guillén a partir de 1947. Al ritmo de sus propias décimas fue construyendo una conciencia de negritud:

De ser como soy, me alegro;/ ignorante es quien critica./ Que mi color sea negro/ eso a nadie perjudica./ De los pies a la cabeza/ soy un hombre competente:/ nado contra la corriente/ sin humillar la cabeza./ Si es orgullo o si es torpeza/ mi modo de ser celebro:/ lo tomado lo reintegro,/ pago favor con favor,/ y si negro es mi color/ de ser como soy me alegro. De ser Como Soy, Me Alegro, 1949.

Santa Cruz enlazó esta conciencia de negritud a una visión social igualitaria. Sus décimas buscaron conciliar poesía y justicia social denunciando el imperialismo, el racismo y la explotación humana:

Donde no hay mina de gringos/ hay tierra de gamonales/ pagan míseros jornales/ y te andan a los respingos./ Se trabaja los domingos/ más pior que en tiempo e la mita./ Y hasta si tengo cholita/ para mi pobre querer,/ por el gusto de …poder/ viene el amo y me la quita. Cantares Campesinos, 1969.

Además de decimista, también fue un gestor cultural, como lo muestran las compañías de teatro que promovió y los distintos programas televisados y radiales que dirigió. Asimismo, fue un investigador socio-cultural inspirado por los ideales de libertad, igualdad y fraternidad como lo muestran sus múltiples ensayos, ponencias y su libro La décima en el Perú.

Santa Cruz cuestionó la reducción de la diversidad cultural peruana a la dualidad español-inca, dualidad garcilasista elaborada por los intelectuales criollos de la república. Para él, las raíces del país eran más amplias y cada una de ellas mestizas. Además de lo árabe y lo judío dentro de lo hispano, y de las múltiples culturas indígenas no-incas en costa, andes y Amazonía, había que considerar la diversidad africana. Para Santa Cruz, la identidad peruana tenía bases indígenas, hispanas y africanas, y formaba parte de la unidad histórico cultural de América Latina:

Nací cerca del Cuzco/ admiro a Puebla/ me inspira el ron de las Antillas/ canto con voz argentina/ creo en Santa Rosa de Lima/ y en los orishás de Bahía. América Latina, 1963.

Santa Cruz promovió el aprecio a los múltiples intercambios y apropiaciones que han desarrollado los diversos pueblos latinoamericanos a lo largo de los siglos y propuso apoyarse en ellos para construir una identidad cultural regional más auténtica y plural. Su concepción de cultura reconoció el valor de las tradiciones y prácticas populares. Desde esta mirada propuso escribir nuevas narrativas que incluyan las voces desdeñadas por la historia oficial de los países latinoamericanos: “Nuestra historia está en el nostálgico harawi que musitaba el secuestrado mitimae …en los cabildos de nación, en los palenques de cimarrones, en el calpulli y la milpa, en el ayllu y la marka; y no en los tratados de antropología, etnología, etnográfica, etnomusicología y etnohistoria de la biblioteca del rector universitario” (La nueva canción en Perú, 1982). Frente a la narrativa de las elites criollas que invisibilizan las luchas de nuestros pueblos indígenas y afrodescendientes, Santa Cruz proponía una narrativa popular e intercultural como fundamento de una identidad con mayor auto-reconocimiento: “…para rescatar nuestra identidad cultural tenemos que recurrir a nuestra historia …nuestra verdadera historia está en las rebeliones campesinas y guerrilleras de liberación nacional …” (La nueva canción en Perú, 1982).

Santa Cruz no solo aspiró a una América Latina más unida, independiente y justa, sino también a un mundo libre de la opresión entre pueblos:

Unámonos los pueblos del Tercer Mundo/ y hagámoslo el Primero de los Mundos. Asia, 1973.

Tras la última batalla,/ libre la gente oprimida,/ vendrá otro canto a la vida/ porque el cantor nunca calla:/ ¡Este es el himno que estalla/ en notas primaverales,/ y a sus acordes triunfales/ todos los seres humanos/ al fin se sienten hermanos/ porque todos son iguales…! El Canto del Pueblo, 1974.

Nicomedes Santa Cruz fue un hombre comprometido con la revalorización de la cultura popular y con el reconocimiento de los afro-descendientes en el continente americano. Sostuvo la esperanza de la reconciliación entre los seres humanos; lo cual requería, en gran medida, de una labor de descolonización. Esta descolonización permitiría la democratización de las esferas económicas, políticas y culturales de nuestras sociedades. Falleció en Madrid el 5 de febrero de 1992.

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