Entrevista a Jesús Cosamalón: Un peruano no se puede liberar del racismo, pero sí aprender a controlar sus prejuicios
En su reciente publicación, el docente de la Sección de Historia analiza la relación entre la jerarquía social y el color de piel en la Lima del s. XIX. «El juego de las apariencias: la alquimia de los mestizajes y las jerarquías sociales en Lima, siglo XIX» es un libro que nos hace reflexionar acerca de cómo era la sociedad entonces, qué aspectos conservamos y en cuáles hemos cambiado.
En el libro no solo cuenta la historia limeña del s. XIX, sino también la suya propia.
La historia tiene como característica el leer el pasado a partir del presente. De repente buscas en épocas anteriores aquellas experiencias que te ayudan a comprender a los demás y a ti mismo, y viceversa. En el libro planteo las vinculaciones de lo sucedido en el s. XIX y mi historia personal de manera consciente y explícita.
En el segundo capítulo habla del censo de 1860. ¿Encuentra conexiones con el último censo, el cual generó controversia sobre todo por la pregunta de autoidentificación étnica?
Existe un conflicto entre el color de piel que poseemos, nuestra identidad y la relación que tenemos en un contexto social. Por ejemplo, uno puede ser físicamente blanco, pero las costumbres no coinciden con ese tipo de piel. En el censo del s. XIX, lo más probable es que no hubiera opción de declarar tu autopercepción. Pero también es posible, y es lo que se sostiene en el libro, que la categoría que te ubica como blanco, mestizo, negro o chino fuera movible. Se podía alterar la percepción del color de piel en función de factores contextuales, pues estamos frente a representaciones antes que realidades. Si llevabas un estilo de vida adinerado y sabías leer y escribir, eras percibido como de un color de piel “más claro”. En cambio, si vivías en una casa humilde y eras analfabeto, tu piel se “oscurecía”.
En ese sentido, ¿cuál cree que hubiera sido la mejor forma de hacer la pregunta de autoidentificación étnica?
La dificultad de la pregunta es que asociaba muchos aspectos que tienen diferentes vinculaciones y orígenes. El interrogar sobre el color de piel junto con costumbres y antepasados crea confusión. De todas maneras es valioso respetar el derecho de las personas a autodefinirse. La solución pasaba por no obligar a todas las personas a definirse en términos étnicos. Debió haber una pregunta previa que dijera si te identificabas con un grupo étnico en particular. En caso contestaras sí, te consultaban cuál; y si decías no, pasabas a la siguiente pregunta.
¿Piensa que los estereotipos de raza y clase han disminuido en los últimos tiempos en nuestro país?
Quizás a partir de la denuncia y sensibilidad sobre la discriminación racial, percibo que en los últimos 30 años en el Perú se han producido procesos de movilidad social que rompen esos estereotipos. Hace 80 años era más coincidente que a más oscura la piel, más pobreza, pero ahora no es tanto así.
¿Considera que es más difícil erradicar el racismo en la sociedad peruana que en otras?
Pienso que en otros países tampoco está eliminado del todo. Lo que sí existe en algunas realidades, como las europeas, es que se ha educado el racismo. Ellos tienen un mayor respeto por el espacio público y los derechos de otros. Recuerdo que en la época que crecí, la década de los 70, había mucho racismo en el colegio, el barrio y la familia. Por eso creo que un peruano no se puede liberar del racismo, pero sí aprender a controlar sus prejuicios por medio de la educación, la reflexión y el aprendizaje.
EL DATO
El juego de las apariencias: la alquimia de los mestizajes y las jerarquías sociales en Lima, siglo XIX
Dr. Jesús A. Cosamalón
El Colegio de México y el Instituto de Estudios Peruanos, 2017
Encuéntralo en la Librería PUCP a S/ 70.
Fuente: PuntoEdu