El charango del maestro Jaime Guardia
Jaime Guardia, quien escribió en el pentagrama nacional, huaynos y yaravíes, vivirá por siempre en las entrañas de los “runas”, porque forma parte de nuestro patrimonio histórico andino
Por Julio Quispe*
Rendirle un homenaje al más grande maestro del charango, investigador y difusor de la música peruana don Jaime Guardia Neyra, quien a los 85 años acaba de partir hacia la eternidad, siempre será poco por toda la contribución al fortalecimiento del sentimiento andino a través de la música, en la construcción de nuestra identidad nacional.
Biografía musical del prodigioso charanguista
Arrullado por los vientos y la música de la naturaleza que lo acunó, Jaime Guardia Neyra nació un 10 de febrero de 1933, en el distrito de Pausa, uno de los diez distritos que conforman la actual Provincia de Páucar del Sara Sara, ubicada en el departamento de Ayacucho.
Los primeros acordes musicales los descubrió en la naturaleza, como el rumor de los rios Mirmarca y Marán que circundan Pausa, del habla quechua de “Pauqar” que quiere decir jardín florido y Sara Sara que significa “Maizal”, vocablos que expresan majestad y belleza natural de la tierra que lo vio nacer.
Jugando con el viento y corriendo por sus campiñas, aprendió a imitar el trinar de las aves, la onomatopeya del pichitanka, el cuculí, el balido de las ovejas y el mugido de los becerros. Durante las fiestas populares aprendió a incubar en su frágil entraña los significados de los cantos anónimos de las gentes.
A los 13 años, con sólo observar a los demás, ya ejecutaba a la perfección la quena, el charango, la guitarra y la bandurria. “Mis padres no querían que yo fuera músico porque existía el prejuicio de que el artista es bohemio. Escondía el instrumento en los montes y cada vez que me iba me dedicaba a tocar. La quena no me llamó mucho la atención, no así el charango que me gustaba mucho, lo mismo que la guitarra», dijo el artista paucino en un libro que editó sobre su vida el Instituto Nacional de Cultura en 1988.
Junto con las tempranas oleadas migratorias y con grandes sueños e ilusiones, este muchacho inquieto llegó a Lima. Eran finales de 1940, época donde la capital se mostraba desafiante y atractiva por el auge que cobraba y la demanda de mano de obra para la reconstrucción tras el terremoto del 24 de mayo.
Con 16 años, sin conocer a nadie en una ciudad tumultuosa, agitada y ruidosa, el joven músico, empuñando su inseparable charango, buscó un resquicio en los pocos festivales de música de ese entonces, cada vez que podía literalmente hacia “hablar a su charango”, uno de estos escenarios era la Pampa de Amancaes.
En 1952, el talentoso joven con apenas 19 años de edad se incorporó al conjunto la Lira Pausina. “Sus dedos mágicos acunaba en su pecho el pequeño instrumento, que años más tarde lo haría famoso. De sus cuerdas brotaba el inevitable llanto lastimero del paucino errante, la nostalgia de los desterrados y la soledad de los jóvenes enamorados, no correspondidos” decía Fernando Jesús Pebe en 2009.
Así, Lira Pausina se convirtió en la institución musical prolija del sentimiento andino y con alrededor de 50 años de vigencia, se elevó a la categoría de leyenda musical. Triunfaron en todos los escenarios: festivales, teatros, radios, coliseos, etc., dentro y fuera del país.
Jaime Guardia consolidó su carrera artística con la Lira Pausina y representando al Perú llevó las vivencias del hombre andino matizadas con el talentoso tañer de su charango a escenarios de Venezuela, Chile, Colombia, Brasil y Argentina.
Todavía no hay registros de conjunto folklórico alguno, que haya tenido vigencia tanto tiempo con sus integrantes iniciales como la Lira Pausina. El grupo pasó a formar parte de la memoria musical del Perú, “cuando Nakayama falleció y a Pebe le amputaron la pierna en 1994”.
Desde ese entonces don Jaime Guardia re-emprendió el camino trazado, hasta que el folklore nacional tenga un sitial, tan igual que los otros ritmos y géneros musicales. “Desde que quedé solo me presento acompañado por mi hijo José en la guitarra” llegó a expresar el maestro.
Amigo de José María Arguedas
“A Jaime Guardia, de la villa de Pausa, en quien la música del Perú está encarnada cual fuego y llanto sin límites” (José María Arguedas).
Con estas palabras de dedicatoria, el Taita José María Arguedas no sólo abre su libro “Todas las sangres”, sino que sintetiza la admiración mas excelsa por el talentoso y más representativo charanguista andino que había conocido.
“Con Arguedas fuimos muy amigos”, recordaba el maestro ayacuchano a quien conoció en el Coliseo Lima en el año de 1952, luego de una presentación folklórica, donde el responsable de la sección de folclore del Ministerio de Educación solía acudir.
Algún tiempo después, Jaime Guardia trabajó para la Escuela Nacional de Folklore, donde alternó con Arguedas quien ya era director de la Casa de la Cultura. “Me acuerdo que ahí armé un archivo de más de 5 mil grabaciones y letras de música de todo el Perú. Espero que aún esté ahí”, dijo.
Por esas ironías de la vida, tras la trágica muerte de Arguedas, junto con el violinista Máximo Damián, Jaime Guardia acompañó con su charango las honras fúnebres de amigo autor de Yawar Fiesta.
“Su ausencia nos golpeó porque dejó un gran vacío en el folklore peruano. Por eso creo que pasará mucho tiempo para que nazca otro José María en nuestro país”, aseguró en su momento el charanguista.
En sus numerosas creaciones de huaynos y yaravíes, Jaime Guardia mantuvo celosamente la esencia de la cultura andina. Cantaba y tocaba sin distanciarse de los estilos tradicionales.
“Los empresarios me sugerían que no incluya en mi programa música tan triste. No les contradecía, pero cuando estaba listo mi contrato, después de tocar piezas alegres tocaba un yaraví. Así, poco a poco, se fue acostumbrando el público», recuerda Guardia Neyra.
En total, Jaime Guardia y la «Lira Paucina» han grabado únicamente seis discos de larga duración, debido a la defensa de las raíces musicales de su tierra y por no caer en la comercialización que obligaba a muchos intérpretes a desvirtuar la música original de su respectiva región.
La despedida del maestro
El charanguista, cantor, compositor e investigador de la música folclórica de nuestro país, dejó de existir la madrugada del lunes 16 de julio del 2018, en la sala de emergencias del Hospital Rebagliati, en Lima, donde se encontraba internado.
Jaime Guardia vivirá por siempre, en la memoria colectiva de su pueblo, tantas pinceladas de vivos colores en el imaginario del hombre andino, dibujadas con su charango seguirán guiando el camino para los nuevos valores de la música popular.
Mientras las canciones legadas del ahora guía espiritual, seguirá rasgando el alma del “runa”, como la nostalgia que se esparce del cielo, para que broten y florezcan más charangos prodigiosos en nuestra patria.
Es difícil decir un hasta luego al maestro Jaime Guardia, si tu charango se ha apagado momentáneamente, surgirán por miles, en los fértiles campos de la resistencia cultural, para enfrentar el desarraigo y profundizar las raíces de nuestra identidad nacional.
Gracias maestro por hacer que el charango en mi Perú, como en el gran Abya Yala, se constituya en el compañero ideal, cuyas mágicas melodías, interpretan con brillantez y ternura los sentimientos más profundos del alma.
*Julio Quispe Medrano es comunicador y realizador audiovisual quechua, traductor e intérprete reconocido e inscrito en el Registro Nacional de Interpretes y Traductores de Lenguas Indígenas del Ministerio de Cultura.
Fuente: Servindi