El castellano limeño y amazónico de Margarita Jara
La Dra. Margarita Jara, egresada de lingüística de la PUCP, investiga la variación dialectal del castellano amazónico y limeño. Nos habló sobre sus descubrimientos en su más reciente visita a nuestra Universidad con motivo de su participación en el «Diálogo de Estudiantes de Lingüística».
En el 2007, una aeromoza anunció la llegada de un vuelo nacional imitando el acento amazónico. Ella no era originaria de la selva, más bien se apropiaba de este dialecto para burlarse. La noticia llegó hasta Estados Unidos, donde residía la egresada de lingüística de la PUCP y profesora asociada de la Universidad de Nevada, Las Vegas, Margarita Jara. Enterarse de este suceso la hizo sentir indignada, pero también despertó su interés por la ideología lingüística y la variación dialectal. “Reflexioné sobre qué actitudes tenemos con respecto a otras formas de hablar y cómo se construyen esas maneras de pensara través de nuestros discursos”, comenta la Dra. Jara.
¿Qué caracteriza al castellano amazónico?
Ese mismo año empezó una investigación que la llevó a viajar por la selva durante cinco años. Después de formular el corpus y los patrones, se dedicó a estudiar los resultados junto a la Dra. Pilar Valenzuela, reconocida especialista en lenguas amazónicas egresada de la PUCP y actualmente docente de la Universidad Champman, California. Tal fue el entusiasmo por el trabajo realizado, que empezaron a escribir un libro que esperan publicar próximamente. Como adelanto, la Dra. Jara comentó algunos de los resultados obtenidos en el reciente “Diálogo de Estudiantes de Lingüística” realizado en la PUCP.
Los hallazgos de la doctora Jara del castellano amazónico se dieron en distintos niveles lingüísticos. Uno de los aspectos que más resaltó fue la pronunciación más fuerte de los sonidos b, t y d, además de una r asibilada que guarda parecido con la andina. Por otro lado, la j suena más suave, de ahí que el nombre Juan se oiga más como “Fuan”. En cuanto a la morfología, hay sufijos y prefijos relacionados con el quechua, como -illo.
En el imaginario costeño tenemos presente aquella manera de cambiar el orden de las palabras del castellano amazónico, gracias a la popularización de frases como “de la selva, su encanto”. Sin embargo, realmente esta construcción se usa con menos frecuencia de la que creemos. La Dra. Jara comenta que lo que sí ha encontrado reiteradamente es la costumbre de repetir dos veces una palabra, por ejemplo “hueco, hueco” para referirse a algo vacío. “Su léxico tiene una riqueza que se inspira de distintas fuentes, como lenguas indígenas y de origen guaraní, portugués, entre otras”, añade.
La influencia del quechua en el castellano limeño
¿Cómo fue la última vez que te robaron? ¿Has tenido miedo de morir alguna vez? ¿Recuerdas qué sentiste el día en que has estado más enfermo? En las entrevistas sociolingüísticas se usan preguntas que apelan al lado emocional de las personas. El objetivo es que, al contarlas, el entrevistado olvide que está siendo parte de una investigación y simplemente se exprese de la forma más espontánea posible.
Esta técnica consiste en hacer un estudio sobre la estructura de la narrativa. Cuando se cuenta una historia, por lo general, se empieza indicando el día y la hora en que sucedió, después se resume lo ocurrido, se realiza una evaluación –que varía, pues puede demostrarse cercanía o distancia emocional–, y, finalmente, se da una resolución o desenlace. La técnica también recomienda que se pregunten momentos que propicien que el interlocutor se libere al narrarlas y, prácticamente, olvide que está en una entrevista.
El método le sirvió a la Dra. Jara para analizar las formas verbales del castellano limeño, algo que luego desembocaría en su publicación El perfecto en el español de Lima, editado por el Fondo Editorial de la PUCP el año 2013. Es necesario recordar que nuestra capital reúne a casi un tercio de la población del país y es en este ámbito que se producen interacciones comunicativas que dan lugar a procesos de variación y cambio lingüísticos, así como al surgimiento de nuevos patrones en el habla.
La Dra. Jara se enfocó en el análisis del pretérito perfecto simple («compré») y el pretérito perfecto compuesto («he comprado») en las narraciones de experiencias personales de hablantes del español limeño. “En las zonas donde hay contacto con otras lenguas, ya sean bilingües o multilingües, los hablantes utilizan el ‘he comprado’ o ‘he llegado’. Ese fenómeno parece inspirado en el sustrato quechua, que tiene la necesidad de reportar algo que uno mismo no ha experimentado, sino le dijeron, y que lo trajeron los migrantes andinos”, afirma.
¿Hay alguna semejanza entre el castellano amazónico y el limeño? “Las estructuras sintácticas, en general, pues de lo contrario no podríamos entendernos”, remarca Jara. Entre las principales diferencias menciona el generoso léxico que se usa en la selva para referirse a las plantas, a diferencia de en la costa, donde no existen tantas variedades, así como la entonación particular de cada región. Conocer mejor ambas variedades del castellano permite comprender que ninguna es mejor o peor, solo distintas. De tener ese conocimiento, seguramente aquella aeromoza no hubiera hecho una imitación burlona, ni ninguna otra persona lo haría.
Fuente: Punto Edu