BBC realiza reportaje fotográfico sobre el peligroso e inaccesible mundo de la tala ilegal en Perú

Foto: Felipe Abreu para BBC

Durante esta semana, salió a la luz la noticia de la muerte de cuatro líderes asháninkas. Se informó que dichas personas habían recibido constantes amenazas de muerte por parte de madereros ilegales. Esta actividad, en peligroso auge, provee el 80% de la madera que exporta el Perú. Ante este contexto, el fotógrafo brasilero Felipe Abreu viajó hasta el río Yavarí, en la frontera entre Perú y Brasil.

La madera

Este recurso puede alcanzar altos precios en mercados internacionales, alimentando la expansión de esta actividad ilegal. Los leñadores usan el río como autopista para trasladar los troncos en la triple frontera entre Perú, Brasil y Colombia. Paulo es una más de las casi 300 personas que se dedican a esta actividad, la cual ha permitido el auge de pueblos como Nueva Esperanza. Él es empleado de la oficina del alcalde de Atalaya del Norte en Brasil. Paulo afirma que el límite entre lo legal y lo ilegal no siempre está claro en la zona.

Foto: Felipe Abreu para BBC

Los leñadores furtivos construyen pequeños campamentos que funcionan como bases durante sus viajes para buscar madera. Estos asentamientos provisionales son básicos y sirven para consumir alimentos antes de emprender viaje o simplemente para entretenerse jugando a las cartas al caer el día. Un líder del campamento manifestó que la policía del puesto más cercano vino a verlos al levantar el campamento y acordaron el pago de 1000 soles al final de la temporada para «hacerse de la vista gorda».

Una vez cortados, los troncos son divididos en cuatro partes de casi cuatro metros de largo. Luego, un grupo de seis hombres los hace rodar hasta el río; mientras uno usa un palo como palanca, los otros cinco empujan.

Una vez abajo, los troncos son ubicados en el lecho seco del río. Al caer la siguiente lluvia intensa, la madera flota y se acumula para ser transportada río abajo. Cuando el caudal es lo suficientemente alto, uno de los líderes ata los troncos para formar una balsa. El próximo paradero es Islandia, un pueblo peruano cerca de la frontera con Brasil y Colombia.

Una vez en este pueblo, los aserraderos compran la madera y la procesan. Los leñadores furtivos han encontrado formas para presentar documentos en regla ante los compradores. Muchas veces han comprado licencias y luego las han alterado, para indicar que la madera proviene de áreas donde la tala es permitida.

Al llegar a Islandia, la madera, aparentemente legal, está lista para exportarse a Estados Unidos y Europa.

Con información de BBC.

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