¿Cuándo vuelven los desaparecidos?
Por Rocío Silva Santisteban
“Llevo tres días buscando a mi hermana/ se llama Altagracia igual que la abuela/ salió del trabajo para la escuela/ llevaba puestos unos jeans y una camisa blanca/ no ha sido el novio/ el tipo está en su casa…” (Rubén Blades).
Comenzó siendo una política sucia de los gobiernos del Cono Sur para evitar que el Estado se responsabilice sobre la muerte de miles de disidentes. Fueron asesinados hombres, mujeres y niños por miles y se les enterraba en cementerios clandestinos o se les lanzaba al mar desde los Vuelos de la Muerte. Los detenidos-desaparecidos tienen un status legal extraño: no están ni muertos ni vivos. Simplemente no están. Los gobiernos siguen diciendo que “están por ahí” y los familiares no pueden hacer el duelo. Los poetas intentan describir sobre esa desazón de las viudas, y los cantantes como Rubén Blades les han dedicado canciones rabiosas y tristes.
¿Has visto el cadáver?/ ¿rozaron tus dedos su piel de mandarina? /¿recogiste su ropita?/¿santiguaste sus cicatrices?/¿intentaste lo imposible/besarla, besarla para que vuelva a la vida?// qué afortunada eres/ ay, Mamacha de los Dolores,/ siete veces atravesada por el mismo sufrimiento /qué suerte tienes // saber que no existe/ sepultar la duda// no como yo que deambulo con este sombrero/ vamos por acá, a la oficina, / luego p’allá, a la prefectura y a la comisaría,/ diciendo no, que no, que no, diciendo/ que son mentiras y puritas mentiras //mi pequeña una mentira /mi viento mi frente mi vientre puras mentiras (Rocío SS).
Doña Adelina García, ayacuchana, le comentó a su abogada que le había parecido ver a su marido entre la muchedumbre de la plaza: cuando se acercó al hombre y le tocó la espalda, se dio cuenta de que no era. Las psicólogas escriben tratados al respecto: la pérdida y la duda. “Encontraré a mi hermano aunque me tome toda la vida” ha dicho Marly Anzualdo, hermana de Kenneth, desaparecido en los sótanos del Servicio de Inteligencia del Ejército. Mamá Angélica Mendoza de Ascarza recuerda: “son treinta años buscando a miles de desaparecidos que nunca hemos encontrado. Entre ellos está mi hijo Arquímedes […] La madrugada del 3 de julio de 1983 lo sacaron treinta militares. Desde esa fecha no lo he vuelto a ver. Éramos tantas las mujeres que buscábamos a nuestros hijos que fundamos ANFASEP”.
“Ese hombre esa mujer cualquiera de nosotros / ni vivos ni muertos / ni cielo ni tierra/ ni siquiera oasis/ apenas la precariedad del recuerdo// Una gaviota levanta vuelo en alba brumosa/ El aire se agita pero vuelve a ser eterno/ Ese hombre esa mujer esperan” (Vicente Zito Lema)
En el Perú hay 15,731 desaparecidos de los cuales 3,500 han sido encontrados y 1,775 identificados. La Defensoría del Pueblo ha recogido una lista parcial de 372 niños desaparecidos en Ayacucho, Junín, San Martín, Huancavelica, con nombres y edades que van desde los meses hasta los 15 años. La mayoría aún no han sido encontrados. ¿Por qué el Presidente Humala no es capaz de parar este dolor promulgando la Ley de Búsqueda de Personas Desaparecidas?, ¿es este un asunto de dinero o de dignidad?
Fuente: La República