Derrames en la Amazonía: La clamorosa desatención del Estado
Por Jonathan Hurtado
Corría el mes de junio de 2014 cuando se supo del derrame de más de dos mil 500 barriles de petróleo en una quebrada cerca de la comunidad kukama de Cuninico, en Loreto. El caso recibió inusual atención de los medios de comunicación que no escatimaban en duros calificativos hacia Petroperú, empresa estatal que opera el Oleoducto Norperuano y cuya fisura dio origen al derrame.
Veintiún meses después una delegación compuesta por organizaciones de la sociedad civil y el apu de Cuninico, Galo Vásquez, ingresaron a la zona afectada encontrando restos oleaginosos en el agua, los cuales serían causantes de cólicos en menores de edad debido al consumo de pescado contaminado. Vásquez no se ha cansado de denunciar esta realidad a los medios.
A fines de agosto de 2014, la empresa Lamor hizo su ingreso para trabajar en la limpieza y remediación del área dañada. No obstante, su labor no fue la más efectiva. A octubre del mismo año, 2014, se suponía que había avanzado en la limpieza en un 87 por ciento.
Cabe preguntarse entonces: ¿si esto pasa con un derrame ocurrido hace casi dos años, en qué situación se encuentra uno reportado hace solo un par de meses?, ¿qué función cumplieron y cumplen las autoridades ambientales?, ¿cuánto tiempo tendrán que esperar comunidades recientemente afectadas para ver sus aguas y suelos libres de hidrocarburos?, ¿qué antecedente sienta Cuninico?
Derrames este año
El 25 de enero se reportó el derrame de cerca de tres mil barriles de petróleo en el distrito de Imaza en la región Amazonas, en el norte de la Amazonía peruana. Días después, más al norte, pero en el distrito de Morona, en la región Loreto, cerca al Ecuador, se reportó un nuevo derrame: más de mil barriles, según cálculos oficiales.
En ambos casos la causa habría sido el mal estado del oleoducto que opera Petroperú. No obstante, la empresa se ha empeñado en señalar que las causas son otras. En respuesta tardía al diario El País de España, uno de sus funcionarios sostuvo que los derrames se debieron a la «acción de terceros» y «a un súbito movimiento de tierras por causas atribuidas a la naturaleza».
En el caso de Imaza el derrame se dio a apenas tres kilómetros del río Chiriaco. La negligencia de la empresa estatal, que no consideró que el factor lluvia iba terminar por hacer rebalsar el crudo contenido inicialmente, llevó a que el hidrocarburo alcance el Chiriaco y, posteriormente, el Marañón, tributario del Amazonas.
En el caso del segundo derrame, las zonas afectadas son la quebrada de Cashacaño y el río Morona. El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) ha dado por cerrado el tema de la causa de los vertidos al señalar que ambos se originaron por «efectos de corrosión externa» en el ducto que tiene más de 40 años de antigüedad.
Esto evidenciaría, explica el OEFA, que «Petroperú no estaría adoptando las medidas necesarias para prevenir derrames que generen impactos ambientales.»
«Grapas» que pone Petroperú en el marco de su denominado Plan de contingencia. El derrame en Morona se reportó el día 3 de febrero y la grapa, según el OEFA, se puso recién el día 9. Foto: Radio Oriente Vay
En el caso de Cuninico, en setiembre del año pasado el OEFA le dio a Petroperú seis meses para remediar la zona dañada que abarca comunidades vecinas. El plazo venció el 21 de marzo, hace una semana. ¿Qué se hizo en esos seis meses? ¿Acaso se culminó o se intentó culminar con la limpieza? La respuesta a esta última interrogante, a la luz de las evidencias, es no.
De acuerdo a la Resolución Directoral Nº 844-2015-OEFA, de setiembre del 2015 -que estable responsabilidad administrativa de Petroperú en el derrame de Cuninico-, la empresa estatal debió «restablecer las condiciones del área impactada a su estado natural». Evidentemente esto no se ha cumplido.
En el caso de los dos derrames ocurridos este año, OEFA ordenó a la empresa petrolera estatal entregar un cronograma de trabajo para dar mantenimiento a su ducto, así como presentar un proyecto de actualización de su Instrumento de Gestión Ambiental ante el Ministerio de Energía y Minas.
Un nuevo actor
¿Qué pasa con los peces obtenidos de las aguas contaminadas de la quebrada de Cuninico? Según explica Juan Carlos Ruiz Molleda, del Instituto de Defensa Legal (IDL), el Organismo Nacional de Sanidad Pesquera (Sanipes) es el encargado de investigar, normar, supervisar y fiscalizar toda la cadena productiva para garantizar la sanidad e inocuidad pesquera y acuícola, tal como se lee en su sitio web.
Esto lo hace «mediante la habilitación y certificación sanitaria eficaz y oportuna, con el propósito de proteger la vida y la salud pública.»
«Es importante su intervención en todos los ríos afectados por derrames, a efectos de garantizar que el consumo de peces no constituya peligro o amenaza para la salud de las comunidades nativas afectadas por el derrame de Cuninico», explica el experto.
No obstante, ¿qué pasó en la comunidad kukama? Ruiz Molleda sostiene, según información recibida en el marco de una asamblea de las comunidades afectadas por el derrame, «trabajadores de Sanipes intentaron hacer análisis de los peces en la Quebrada de Cuninico, pero los trabajadores de Petroperú se lo impidieron.»
Hecho grave que ha motivado la imediata presentación por parte de Galo Vásquez, de un pedido de información al Sanipes «pidiendo los resultados de los análisis realizados, y en caso que no se haya hecho, las razones por las que no se ha hecho.»
Visita en Semana Santa a Cuninico. Restos de hidrocarburos se mantienen, contaminando el agua donde aún quedan peces que luego son consumidos por la población. En la imagen Galo Vásquez mostrando la evidencia. Foto: Carmen Rosa Salas
¿Qué pasa con los recientes derrames?
Dicho en sencillo, para Petroperú la situación no puede estar mejor. Hace algo más de una semana, el ingeniero Víctor Huarcaya de la empresa estatal lanzó el siguiente mensaje ante padres de familia y estudiantes de colegio en la provincia amazonense de Bagua.
«Estoy en condiciones de decirles de que las aguas están limpias (…), todo lo que es materia contaminante ha sido retirada totalmente de la ribera. Así que papás, alumnos, pueden estar tranquilos y pueden desarrollar sus actividades que normalmente desarrollaban de manera tranquila». Huarcaya se refiere con estas temerarias afirmaciones al derrame en Imaza, que llegó al río Chiriaco y luego al Marañón.
Para hacer tales aseveraciones no se remitió a estudios del Ministerio de Salud, la Digesa (nacional) o la Diresa (regional), sino se basó en «tres resultados de Petroperú», es decir resultados obtenidos a partir de análisis practicados al agua por la propia empresa autora del desastre ambiental. Las declaraciones del ingeniero fueron captadas por el antropólogo Rodrigo Lazo quien cuestiona en pleno evento lo dicho por el ingeniero (puede ver el video completo aquí).
Trabajos de limpieza continúan en Chiriaco. Imagen captada hace una semana. Foto: Servindi
Por lo pronto se generaliza el descontento de la ciudadanía en contra de la actitud mostrada por Petroperú, y son cada vez más frecuentes las protestas para pedir justicia para los afectados, que a la fecha reciben escasa ayuda en alimentos y atenciones médicas.
Se tratan de miles de personas afectadas en las riberas de los ríos Chiriaco, Marañón y Morona, este último de más difícil acceso. El derrame en Chiriaco afecta a comunidades del pueblo Awajún, y el derrame ocurrido en Morona a comunidades de los pueblos Achuar, Wampis y Chapra.
Pero también están los menores de edad, los de comunidades como Nazareth, en el mismo Chiriaco, que trabajaron en las labores de limpieza del crudo y por los cuales el Estado no saca cara. También continúa el calvario de los habitantes de Cuninico y comunidades vecinas.
Una visita a esta última realizada en Semana Santa por miembros del Vicariato de Iquitos, demostró una vez más que existen aún restos de hidrocarburos en el agua. ¿Ese será el escenario que les espera a las comunidades nativas del Chiriaco y Morona?
Fuente: Servindi