Las políticas actuales para mantener las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) por debajo del umbral de 1.5°C se ven comprometidas por los escasos esfuerzos de la comunidad internacional para fortalecer los compromisos a los que las naciones se comprometen en la Conferencia de las Partes (COP). Esto ha llevado a una serie de estudios que cuestionan la capacidad de las sociedades humanas para establecer políticas claras, transparentes y sólidas para reducir las emisiones de GEI en diferentes actividades antropogénicas, especialmente aquellas con una mayor carga de carbono, como la agricultura, los procesos industriales, la energía o el transporte. Las ciudades y su metabolismo son cada vez más responsables de la emergencia climática mundial que el mundo está enfrentando, ya que el crecimiento de la población humana se ha concentrado en entornos urbanos en las últimas décadas. En este contexto, las ciudades peruanas han sido algunas de las áreas urbanas de más rápido crecimiento en América Latina y el mundo desde mediados del siglo XX, y representan más de dos tercios de las emisiones de GEI del país (excluyendo las derivadas del cambio de uso de la tierra). Sin embargo, los cambios en el mosaico urbano de las ciudades peruanas han sido erráticos en los últimos años para adaptarlas a los desafíos descritos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), estos últimos completamente vinculados a acciones de mitigación y adaptación al cambio climático. Lamentablemente, las NDC propuestas por el gobierno peruano para cumplir con el Acuerdo de París se están desarrollando a un ritmo relativamente bajo. Además, una serie de estudios del ciclo de vida han planteado preocupaciones sobre los posibles compromisos reales que podrían ocurrir cuando estas NDC se implementen, con posibles emisiones climáticas ocultas que podrían surgir en otras áreas geográficas. Por lo tanto, es imperativo que las instituciones peruanas desarrollen un conjunto revisado de medidas de mitigación del carbono que estén alineadas con la descarbonización profunda, con el fin de generar una trayectoria a nivel nacional que permita reducir mucho más las emisiones de carbono una vez que se cumplan los pasos orientados al clima para 2030. En este contexto, el objetivo principal del proyecto actual es establecer trayectorias para objetivos de descarbonización profunda en el contexto de las ciudades peruanas, específicamente en el sector del transporte, mediante la combinación de la Evaluación del Ciclo de Vida (LCA), el Análisis del Flujo de Materiales (MFA) y los modelos de tráfico de meso- y microsimulación, así como métodos auxiliares. La descarbonización profunda requiere acciones específicas sector por sector en las que las actividades bajas en carbono se integren progresivamente en mercados internacionales más amplios. Para el caso de Perú, en el que las limitaciones económicas son más palpables que en el mundo desarrollado, proponemos una combinación de nuevas tecnologías emergentes, estrategias para el cambio de comportamiento social y la inercia del sistema climático con el objetivo de desarrollar escenarios revisados de mitigación del clima por debajo del umbral de 1.5°C.