Entrevista realizada a Ian Vázquez-Rowe y Ramzy Kahhat,
Docentes asociados de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
A raíz del episodio climático adverso que sufrió la costa peruana a inicios del 2017 mucho se ha hablado acerca de la necesidad de una reconstrucción estratégica, formal y estructurada con el fin de minimizar la vulnerabilidad de los pobladores frente al cambio climático e incrementar la resiliencia de nuestras zonas urbanas. Sin embargo, cabe señalar que para que este deseo sea una realidad a mediano plazo, es necesario abrir cauces de reflexión científica y técnica con el fin de entender las consecuencias que este tipo de desastres naturales tienen en sociedades complejas. Esto permitirá generar recomendaciones de mayor calado para que puedan ser usadas en políticas públicas.
A finales de junio de 2017 los profesores de la PUCP Ramzy Kahhat e Ian Vázquez Rowe publicaron en la revista científica internacional Science of the Total Environment un artículo de opinión en el que se enfocan en los sucesos ocurridos en Lima durante la crisis, que dejaron la ciudad sin agua durante casi una semana. Independientemente de las situaciones de emergencia que se vivieron en algunos distritos de la ciudad, provocando el pánico entre los vecinos y numerosas evacuaciones en zonas de urbanismo informal, la alta turbidez del río Rímac impidió la captación de agua para su potabilización en la planta de tratamiento de agua de La Atarjea, principal suministro de agua potable para la metrópoli.
La publicación, titulada “Natural disasters and climate change call for the urgent decentralization of urban water systems”, parte de esta situación puntual con el objetivo de reflexionar sobre la necesidad de ejecutar una revisión profunda del ciclo urbano del agua en la ciudad de Lima, y por extensión, a otras ciudades de Perú, América Latina, y cualquier otra urbe del mundo que esté expuesta a una alta vulnerabilidad a desastres naturales. En el caso de Lima, por ejemplo, la dependencia preponderante de la planta de La Atarjea a la hora de obtener agua potable, no solo implica que se dependa totalmente del río Rímac, con sus variaciones de caudal estacionales, y su vulnerabilidad a sequías y progresiva desglaciación andina, sino que genera también importantes riesgos desde una perspectiva sísmica y comprometiendo así la resiliencia del sistema de agua de la ciudad.
Lima cuenta con un sistema centralizado de distribución de agua potable, lo cual implica una mayor probabilidad que, por ejemplo, ante un evento sísmico de magnitud grande, la ciudad se quede sin agua de manera temporal durante días o semanas. En este sentido, el artículo aboga por la transición progresiva hacia un sistema de aguas descentralizado, en el que se aprovechen otras fuentes de agua para suministrar el agua potable a la ciudad, como son el reúso de agua residual que haya sido tratada con tecnologías sofisticadas o la desalinización de agua producto de proyectos adecuadamente concebidos. Esto permitiría que los sistemas de alerta temprana de la ciudad puedan acondicionar puntos de distribución de agua potable de manera más rápida y eficaz, ya que frente a un desastre natural, como lo es un sismo de gran magnitud, la red de distribución de agua también podría estar gravemente dañada. Finalmente, es importante recalcar que el plan de reconstrucción nacional debe abrazar criterios de resiliencia urbana que minimicen los impactos a la sociedad causados por los desastres naturales.
Cita de la publicación:
Vázquez-Rowe, I., Kahhat, R., & Lorenzo-Toja, Y. (2017). Natural disasters and climate change call for the urgent decentralization of urban water systems. Science of The Total Environment, 605, 246-250.